viernes, junio 24, 2011

Dormir tranquilo


El médico Gabriel Ochoa Uribe tenía una frase que hizo historia y que es necesario recordar hoy a propósito del título del Nacional: "Dénme un gran portero, alguien que me deje dormir tranquilo y vamos a pelear el título".

Ochoa siempre la aplicó, convencido como estaba de que un buen equipo empieza por un gran portero. Ochoa tuvo en los triunfos de Millonarios al paraguayo Pablo Centurión como su hombre de confianza, y después fue Senén Mosquera y más adelante en las seguidilla de títulos del América a Carlos Gay, Mazurkievicz y, finalmente, encontró en Julio César Falcioni ese tipo que le permitía conciliar el sueño y levantar las copas.

En el título conseguido en Bogotá, cuando América doblegó a Santa Fe por 3-0, Ochoa hizo público su reconocimiento: “Esta estrella se la debemos a nuestro portero que estuvo inmenso, atajó las que iban para afuera y las que iban para adentro”.

Hoy la hinchada de Atlético Nacional debe darle las gracias a Gastón Pezzuti, el gran responsable de ese undécimo título del equipo antioqueño. Lo que atajó Pezzuti en las instancias finales no tiene nombre: recuerdan las mejores épocas de Falcioni, dejan la imagen de un arquero inspirado siempre, sin errores, bien preparado física y mentalmente, que cubre todo el arco y termina haciéndole creer al rival que no hay fisura por donde pueda entrar la pelota.

Todos hablan hoy de la final, empero, la memoria trae a colación el juego clave donde Nacional empezó a instalarse en las instancias finales. Fue en el estadio del Cali, en Palmaseca. Ese día, el golero argentino estuvo inmenso y sacó mínimo ocho balones que iban camino a la red y que hubieran podido dejar la serie muy desbalanceada a favor de los jóvenes del Cali. Claro, después llegarían los partidos contra Tolima y esos tiros desde los doce pasos en el estadio Atanasio Giradot, para acabar de mitificar la imagen de un portero que empezó perdiendo y hoy es considerado el gran héroe de la estrella paisa.

Ochoa tiene razón, un campeón se construye desde el arco y por eso ese gran señor que es Santiago Escobar dormirá tranquilo mientras tenga a Pezzuti cuidándole la portería…

Elespectador.com


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