miércoles, noviembre 09, 2011

Nadie vio a Sebastián Vettel en la temporada 2011 de la Fórmula 1


La coronación anticipada de Sebastián Vettel como campeón de la F1 es una muestra del total dominio de este joven piloto alemán y de la superioridad de la maquinaria del equipo Red Bull-Renault.

El ingenieron del equipo Red Bull-Renault, Adrian Newey, demostró tener las mejores soluciones aerodinámicas y tecnológicas. Esto puede ir para largo.

Sebastián Vettel apenas tenía 24 años y medio cuando ganó su segundo campeonato mundial de automovilismo, que a la vez fue también la segunda corona del equipo Red Bull, una escuadra que nace de las cenizas de los equipos Stewart y luego Jaguar-Ford, pero fletada en la energética chequera del multimillonario austríaco Dietrich Mateschitz.

15 días más 'viejo', pulverizó a toda su oposición de nuevo en el exótico circuito de India, donde hizo la tarea impecable de 'pole', vuelta rápida y victoria tras puntear todos los giros de la carrera, algo que antes solo 21 pilotos en los 61 años de historia de la F1 habían logrado. Este es apenas uno de los sorprendentes datos de Vettel y de su auto, el Red Bull propulsado por motores Renault, que a lo largo del 2011 se han ganado 16 poles (récord) y suman 19 consecutivas, 11 de las 17 pruebas todas en cabeza del campeón, definitivamente quebró la jerarquía en la cual alternaban Ferrari y McLaren en los últimos tiempos.

Vettel ha corrido, hasta el premio de India, 124 carreras de la F1 de las cuales ha ganado 26, ha conseguido 36 poles, 20 vueltas rápidas y dos títulos mundiales, un historial impresionante que permite de alguna manera hacer cábalas sobre si llegará a superar la marca de Schumacher de siete títulos luego de 91 victorias en 284 arrancadas a lo largo de 19 torneos. Son totalmente válidas en el papel. Pero la pregunta de fondo es por qué se está dando esta revolución técnica y humana.

Claramente, nadie gana en carreras de postín si no está en la mejor máquina, tal como sucedió en la era Schumacher-Ferrari o en mejores tiempos de Williams o McLaren. El ejemplo más contundente de esa volatilidad lo ha dado Williams, cuyos siete campeonatos de pilotos fueron con seis personas diferentes.

Hay que decir que Vettel es un talento extraordinario, fuera de serie y está todavía en maduración. Pero eso no excepcional porque la historia está escrita por los Prosts, Schumachers, Laudas, Sennas, Fangios y afines. Lo sorprendente es cómo un equipo externo, nuevo y que se estableció sobre materiales de equipos de mínimo éxito, logró poner en el espejo a monstruos del dinero, experiencia y tecnología como McLaren y Ferrari.

La razón técnica gira en torno al nombre de Adrian Newey, un talentoso ingeniero que ha estado detrás de los títulos de Williams (donde también empujaba la maquinaria Renault), victorias de McLaren y es considerado como el gran gurú de la incierta y experimental ciencia de la aerodinámica, que es el otro punto diferenciador de los carros de Red Bull que comparten piezas con los propios productores de las mismas.

Es el caso de los motores Renault, que también mueven a los dos autos del equipo oficial de la casa francesa y al par de Lotus que, montados en plataformas inferiores no ruedan con la misma contundencia y eficacia de los RB. La estrategia de llantas -idénticas para todos- y los pesos de gasolinas suelen ser similares por lo cual la diferencia la aporta la ingeniería del chasís y las formas aerodinámicas de las cuales cada carro es un laboratorio permanente.

Una ecuación muy atinada de las carreras dice que los chasises hacen las diferencias en segundos y los motores apenas aportan décimas de los mismos a los tiempos de vueltas. Ahí está la ventaja de Red Bull, cuyo carro se puede leer de tres maneras.

Como un auto de punta y que se bandea de tú a tú con los Ferrari y McLaren si lo maneja Mark Webber y alterna resultados sin superioridad manifiesta. O como una máquina claramente por encima del lote en la cual un piloto como Vettel se expresa a plenitud y tiene una comunión perfecta con sus características como sucedía con la combinación Schumacher- Ferrari. O bien, con un auto tan perfecto con el que cualquiera ganaría -que es la filosofía usual de toda la grilla- en el cual este año naufragó Webber.

De todas maneras, un equipo es una suma de factores y la adición de Red Bull- Newey-Vettel y la astucia del director deportivo Christian Horner demostraron un nivel que les permitió arrasar con todas las copas y los indicadores que, con miras al año entrante, parecer tener el mismo talante.

McLaren tuvo un año regular, en el cual sus cartas jugaron al revés. Lewis Hamilton hizo error tras error, casó pelea tras pelea y terminó con solo dos triunfos contra tres de su coequipero Jenson Button, que fue la revelación del año, así sea un maltrato a un ex campeón del mundo. El papel de Ferrari fue muy flojo con una aislada victoria de Alonso en Silverstone. El resto del torneo sirvió solo para demostrar la tenacidad y talento de Fernando Alonso a bordo de un carro que no tuvo el correcto empaque aerodinámico y en el cual Felipe Massa tuvo una errática y flojísima presencia que hace temer por su futuro en la Scuderia.

Una generación dominadora
La F1 parece predestinada a seguir una curiosa circunstancia que agobia al deporte cual es el establecimiento de emperadores de los resultados. Para la cuenta suman siete títulos de Schumacher casi seguidos, cinco en serie de Jimmie Jonhson en Nascar y siete y en rumbo para el octavo de Sebastián Loeb en el mundial de rallyes, y ahora dos unidos de Vettel indican, que por muy buenos que sean todos los corredores, siempre hay uno superior que logra mantenerse, que es lo más difícil. Vettel parece perfilarse como alguien capaz de sostener esa condición dominante no durante un campeonato sino por varios años.

¿Peso pesado?
Después de cada carrera Vettel puede perder unos kilos corporales pero gana toneladas en prestigio y proyección por la habilidad que demuestra manejando, su sangre fría y calculadora en todas las condiciones y su madurez en constante alza y consolidación. Con sus resultados en los últimos dos años se proyecta como un piloto que podría en el largo plazo pretender alcanzar algunos de los récords de Michel Schumacher pues apenas tiene 24 años y unos meses y ya está montado en el mejor carro del momento, máquina que también parece tener la posibilidad de mantener sus ventajas.

FRASES
La aerodinámica es la ciencia desconocida y empírica en la cual están basadas las grandes diferencias de los F1 de hoy. Adrian Newey es el maestro de los vientos.

McLaren terminó jugando con Jenson Button sus mejores cartas ante la errática temporada de Hamilton.

No fueron suficientes la garra ni la velocidad de Alonso para que los Ferrari pudiera disputar el campeonato. Mark Webber no supo aprovechar las ventajas de su carro, igual al de vettel.

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